Friday, August 28, 2015

20 de abril de 2010


En la desesperanza que intentar crear algo maravilloso, encontré que sólo tenía para dar lo que soy. En la búsqueda de un personaje inteligente que hiciera a los lectores cambiar de página sin notarlo, sólo pude proponer en él lo mejor de mi. Y al no poder hacer que funcionara, al desplegar mis dudas, miedos, alegrías y risas en una misma persona, por más falsa e inventada que ésta fuera, me di cuenta que ni siquiera en mi funcionaban. Que todas las razones que tenía para ser lo que soy se han ido yendo de mis dedos, que las explicaciones para mis días y los motivos para seguir se han disuelto en el aire. Admito que nunca más podré escribir sin pensar veinticinco veces en las reglas gramaticales, en lo plano de los personajes, en la simbología de su contexto. Que no puedo dejarlos vivir en ningún lugar fuera de mi mente. Me doy por vencida, tiro la toalla, aquí va el último esbozo de la tinta que no manchará más mis dedos. Me rehúso a seguir, a pelear cada día la batalla que sin armas, estoy destinada a perder.

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