Saturday, May 28, 2011


Escuchó la tormenta que se formaba frente a ella, sacó los impermeables y bajó las velas. Aseguró el timón y se decidió por ir hacia el negro de las nubes que poco a poco la rodeaban. Esta vez, gritó al vacío, no me vencerás.
 La madera de la cubierta estaba agrietada y húmeda, las lámparas pendiendo de cables guardados cerca del mástil, irradiando luz naranja en medio del azul profundo.  Las primeras gotas cayeron sobre su cara, eran pesadas y venían acompañadas de ráfagas que le volaron el sombrero y le enredaron el pelo. Esta vez, gritó a la oscuridad, no me vencerás.