Thursday, April 22, 2010

Una canción más

Encerrada en su cuarto a la espera de un nuevo día, bosteza mientras mira al techo vacío y se promete que dormirá después de la siguiente canción. No puede evitarlo; la soledad le llega y la empapa. Si su corazón se ha convertido en un barco destinado al naufragio, está claro que ella vivirá siempre llena de agua. Puede sentir el frío que esto le produce, los escalofríos en los brazos, la piel de gallina. Y tiembla. Y recuerda que no hay pasado ni futuro, que sólo hay hoy. Con ese pensamiento presiona el botón de retroceso y decide tan fácilmente que la canción vuelva a empezar. Si sólo hay hoy, ¿para qué dormir y dejar que llegue mañana? Se envuelve en las sábanas, se rodea de abrazos esponjados con textura de cobija y al escuchar las notas, se siente en el mar de nuevo. Y tiembla.

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