Saturday, October 22, 2011

Estos días la mente me lleva a lugares a los que no me gusta ir. Intento evitarlos, perderme en otros caminos antes de entrar en sus callejones. Pero de vez en cuando y estos días, no puedo evadirlos. Una Rana loca que me lleva en un auto sin frenos. Una ráfaga de imágenes que me golpea las costillas sin descanso. Y hace que sonría. Es terrible en realidad.

Thursday, October 13, 2011

Cuando el mundo cabe en un hilo, todo tiembla. Hay un huracán llenando mi cielo de nubes y en la ventana cortinas que no acaban; este hilo que se agarra de poste en poste mientras aguanta palomas y cuervos. Mueve cada célula y los átomos y las ridículas estrellas arriba de mi cabeza, todo tiembla dentro de este imperio falso que cabe en un hebra. Ahí, donde un elefante toca la mandolina. Metido entre fósiles y esondido de la luz. Creciendo por ahí en el fondo del mar, el hilo negro. Sí, con el que están cosidas mi costuras, mis líneas que eran patrones para cortar -uncentimetrodecosturamarcadaconunpedazodejabón-
¡Qué complicación!
estar entera y abierta sin dejarse caer; ser una bata, un vestido de una pieza con un listón. Un pez globo. Un acordeón.

Sunday, September 11, 2011

Hoy no sé qué escribir; no tengo más amores, ni batallas ni victorias que presumir. Me he quedado sin cuentos y memorias, estoy en blancos. O en negros, dependiendo de la teoría. Y bueno ¿qué hago? deberé buscar un hobby nuevo, algo con encajes talvez. Menos tinta, más acción. Menos hilo más tijeras. Es que toma un rato hacerse. ¿Y deshacerse? Anda, toma el descosedor, saca puntada por puntada hasta que los pedazos que soy queden regados por la habitación. Yo por mientras uno las hojas para que alguien escriba las vidas que no puedo contar además de las que no vivo. Cuadernos blancos de por vida.
Hay que hablar de amaneceres y no de días. Pero si no abro los ojos no amanece, se pasa el día y hay más tiempo. Hay más noches y más soledad y más silencios. Y una línea más en el calendario y un cuadro menos que tendré que pasar. Imagino un marco sosteniendo al universo y las líneas de los años dividiéndolo. Es una gran cadena de ADN unida con listón. Y en medio de ella, nosotros.
¿Cómo cerrar?

Tuesday, August 16, 2011

No-lugar


Encontré mi no-lugar. Lo conozco desde hace tiempo pero cambia tanto de formas que a veces lo olvido. No sé porqué; será el olor a gasolina quemada, los pasillos largos, los cajones marcados o el piso manchado de aceite. Talvez tiene algo que ver con que nunca se está uno en un estacionamiento por la pura razón o gusto de estarlo. No hay nada qué ver, los coches pasan y pasan buscando la salida, la gente se pierde dentro de ellos, suelen ser grises y los que tienen forma de caracol me marean. Sin embargo y extrañamente, algunas de las mejores conversaciones de mi vida han tenido lugar en un sitio así, algunos de los mejores abrazos de mi vida los he encontrado en ese pequeño espacio entre las puertas de dos autos. Algunas de las lágrimas más sinceras de mi vida las he dejado en un estacionamiento. Cada uno tiene memorias con diferentes personas; que el día que le pegué a la pared de atrás sacando el auto, el día que decidí dejar a un chico y se lo conté a mis amigos, que claramente, ya estaban enterados, el día que llené un hombro de mocos (más de una vez) el día que soñamos en hacer castillos y vino italianos, cuando escuché alguna canción por primera vez, conversaciones que sólo se podrían tener en el asiento trasero de un auto, muchos abrazos. Demasiados.

Creo que parte de su magia está en que uno nunca planea estar tanto tiempo en ellos; pagas el boletito, agarras tu cosas y caminas lentamente al coche, tienes 15 minutos para despedirte, decir todo lo que tienes que decir y llegar a la salida antes de que expire. Aunque están los otros casos en donde no hay límite de tiempo y de pronto encuentras el lugar perfecto para pasar horas hablando de nubes y esqueletos.

Mucho tiempo he pasado pensando que los estacionamientos son uno de mis espacios, me pertenecen, pero nunca les he dado su espacio en mis letras. Hoy se lo ganaron.

Saturday, August 6, 2011

Te voy a contar un secreto; que hoy no me voy a dormir hasta que empiece la tormenta y me haga compañía. Voy a dejar la ventana abierta y dejar que se meta el viento mojado, que empape las colchas, que haga charcos. Para tener el mar debajo de la cama y poder sentir que el ruido de afuera es el ruido que me calma, que no soy yo la que hace girar las matracas. Voy a pretender que el granizo me cae en la cara y cuando me llegue a las rodillas imaginaré que son las caricias que me faltan. Hoy dormiré en camisón, a ver si así me siento princesa por una noche, si sueño con unicornios y el color azul. Talvez me quede despierta, escuchando como Zeus besa a Hera, envidiándole la pasión.

Fiebre

Es ese momento en que las sábanas empiezan a rozarte la piel; no importa lo liviano de la tela, parece que hay una capa de cemento a punto de secarse sobre ti. La maravilla de los colores que pasan por tus ojos no se igualan a nada más, aún así tienes que cerrarlos y conformarte con los relámpagos technicolor que estallan en el interior de los párpados. Alucinar sin necesidad de regresar a la realidad. Esta fiebre que ataca y no deja hasta pasado mañana sin que entiendas cuándo es que el frío cambió de gama en el termómetro y por qué hace tanto calor si las cobijas se quedaron debajo de la cama cuando intentaste sin resultado quitarte las orejas, rojas, entomatadas. Y las espinas que se te clavan en los brazos y la espalda y duele. ¿Verdad que duele? El cuello apenas torciéndose y los músculos hechos pedazos, tensándose terriblemente. La paranoia, diría Millás. Aprovéchalo, diría Millás. Es esta fiebre, que ni siquiera es de la buena.

Thursday, July 21, 2011

De almohadas y pecas y frutas masticadas. Y secretos y barras. Y muchos, iba a decirte, pero no hubo tiempo y no fue así. Y ego. Y explicaciones sin dar y mejor así; para qué. Un poco de hiel, de dolor de estómago y ganas de vomitar. Qué confusión y da igual y ya entendí que es todo cosa de práctica. De, llegó la tormenta pero no hundió el barco. Demasiadas palabras. Y cabras. Nada más.