Friday, August 19, 2016

Ya no cito a Cortázar ni recito poesía.
La que soy ahora no brilla ni decide. No tiene señales del universo ni momentos de iluminación para entenderlo. La cosa es que recuerdo a lo que se sentía que mi alma y mi cuerpo coexistieran, que ambas fueran por el mismo camino. Me gustaba ser esa persona. Me gustaba sentirme como yo en su mejor expresión, aunque no fuera perfecta y mis inseguridades me ganaran la calma cada 30 días. Apenas y toco las plumas, lo que demuestra que el intercambio fue errado; que no por haber escrito todas esas cartas secretas dejaría de extrañar las letras cuando ya no las escribiera. Tal vez el resto se apagó y solo queda reinventar. ¿Quién quiero ser? 

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