Quiero sentirme en casa de nuevo, tomarles de la mano y saber que se puede vivir en el sueño de la ilusión: quiero vivir en la ilusión.
Friday, April 22, 2016
De la gente que amo espero palabras dulces y poesía, ideas que se deslicen cuidadosamente por mi cuello, que arrebaten mi aliento, que inviten a las tormentas y al mismo tiempo construyan un puerto. Busco en ellos el látigo que active mis adentros, la llama que me haga venirme en mi asiento, que provoquen las cosquillas en la cara, la adrenalina en las venas, deseos que no se apaguen con el aguacero sino que despierten con la humedad y los relámpagos. Es la locura de ponerse una navaja contra la piel y deslizarla.
Friday, April 15, 2016
Irse
De repente
quisiera irme por el mundo con una caja de agujas e hilos, unas cuerdas de
guitarra y una cámara liviana. Y que no falte el cuaderno y la pluma, la
bolsita de materiales básicos para hacerlo y arreglarlo todo.Todo cabe en una mochila y una maleta con llantitas.
No sé qué pasa. Paso demasiado tiempo ocupando un asiento que no se mueve más allá de un azulejo. Que explora interminablemente un cuadro de 20 cm por lado.
No estaría mal dejar atrás las cajas de cartas, los libreros llenos de historias que hasta ahora sólo han hecho que sueñe más y viva menos. No estaría mal probar las bolitas de arroz en Tokio, fotografiarlo todo, subir montañas, caminar sin detenerse, sin rumbo, sin estar perdido –no volver a perderse. Y trabajar cuando se pueda en lugar de vivir cuando se pueda, trabajar viviendo, lo suficiente, lo necesario. Escribir, dibujar, ver y preservar. No estaría mal coleccionar cafeterías, pegar sus tarjetas en una hoja y cuando las hojas pesen, enviarlas a casa, al lugar a donde siempre se puede volver, siempre y cuando no lo dejes.
No sé qué pasa. Tal vez es la primavera. Ver las Jacarandas caer sobre el cristal del auto. Todo es culpa de las abejas, de los felinos ligeros que se van al primer destello de oropel.
No sé qué pasa. Paso demasiado tiempo ocupando un asiento que no se mueve más allá de un azulejo. Que explora interminablemente un cuadro de 20 cm por lado.
No estaría mal dejar atrás las cajas de cartas, los libreros llenos de historias que hasta ahora sólo han hecho que sueñe más y viva menos. No estaría mal probar las bolitas de arroz en Tokio, fotografiarlo todo, subir montañas, caminar sin detenerse, sin rumbo, sin estar perdido –no volver a perderse. Y trabajar cuando se pueda en lugar de vivir cuando se pueda, trabajar viviendo, lo suficiente, lo necesario. Escribir, dibujar, ver y preservar. No estaría mal coleccionar cafeterías, pegar sus tarjetas en una hoja y cuando las hojas pesen, enviarlas a casa, al lugar a donde siempre se puede volver, siempre y cuando no lo dejes.
No sé qué pasa. Tal vez es la primavera. Ver las Jacarandas caer sobre el cristal del auto. Todo es culpa de las abejas, de los felinos ligeros que se van al primer destello de oropel.
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