Saturday, December 29, 2012
Escuchar la vibración de una cuerda de guitarra se convierte en el plano detalle de una montaña que se derrumba. Cerrar los ojos y perderse en el zumbido; arañarse la cara, volverse loco.
Explotar.
Regreso porque no sé cómo irme. Porque los caminos se convierten en círculos. Regreso porque ansío ver de nuevo los paisajes blancos y negros, las casas con techos en triángulo y el ruido de hollín de las fotografías.
Las manos frías, los ojos brillantes. Llevar diamantes negros en la sangre.
Siempre habrá sombras para esconderse.
No se puede ir muy lejos.
Subscribe to:
Posts (Atom)