Monday, December 23, 2013
Quiero pensar que sigo siendo la chica cuyo pelo tiene vida propia. Que bailaba en los pozos de luz y revolvía colores con brillos. Que estaba enamorada del mundo y su belleza.
Sigo siendo la loca de la familia, pero eso no me deja ser, a veces, la persona estable que tendría que ser. ¿Quién dice? ¿Por qué importa?
Por lo menos ahora conozco las risas que vienen de la locura; la tristeza que llega después. Las ganas de llorar por el barranco. Veo como llega con cautela, se van colando una sonrisa a la vez hasta que la carcajada se torna terrible. Extasis. Euforia. Se vuelve luz.
Y después se apaga el mundo.
No sé qué hay en mi.
Las drogas de la mente no compiten con niguna otra.
La manzanilla es una fachada.
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