Hablo de la canciones que producen adicción.
No sé cómo llegan a mi pero lo hacen. No puedo evitarlo, es
algo entre las teclas, las cuerdas, las voces; algo entre la música y los
contrapesos sonoros y emocionales. Hay una delicada elegancia en ellas. Sigo siendo esa persona que aparta ciertas
piezas para escuchar en la oscuridad, aunque no lo haga.
Me atormentan, de pronto. Tal vez por eso lo hago, por continuar el enlace que cada vez se pierde más. Dicen que dos personas que se besan se unen en un nivel energético. Que dos personas que se amaron no dejan nunca de estar conectadas.
Entrar en ese trance es tomar una línea directa al tren del universo. De la energía que mueve todo. Ser parte de una ráfaga de sentido y realidad a la que no muchos tienen acceso. Mejor dicho, a la que no muchos buscan entrar. Fue escribir en la libreta roja, al final, porque parecía una puerta directa cuando en realidad era una puerta al abismo.
Quiero entender cada vez más por qué buscamos tanto. Veo a tantos que no hacen preguntas, que no se interesan en darle sentido a los días. Sus vidas son repeticiones. Un eterno retorno con cada despertar. Queremos huir de eso. Depegar los pies de la tierra pero seguir viviendo en ella. O dejar de vivir en ella, pero tener los pies firmes. Soy más de esas, de las que levantan el polvo pero no se ven pasar.
Y hay diálogos que van a estar siempre repitiéndose.
"Te he venido suponiendo en todos los días que me faltan." "Say something, I'm giving up on you." "Because reason said I should have died three years ago." "Pa' cuando tú volvieras, pensé cantarte coplas viejas." "Que el amor es simple y las cosas simples las devora el tiempo." "We are the reckless, we are the wild youth."
La lista es larga y algunos no tienen palabras para escribir y aun así, hablan. Me acostumbro más a esta realidad, hago las paces con ella; me acuesto en las brasas y solo duele el calor cuando me muevo. Igual que el ácido en elestomago cuando hablaba de Colombia con mi madre.
Y me aprovecho y lo tomo como excusa para dejar a mi nombre una palabrería sin sentido. Lo único que dejaré a mi nombre es una caja llena de palabras. Cuando sea grande quiero poder hilar palabras con una sutil elegancia: palabras adictivas.
Evolucionar no es más que reasignar significados y sentidos. Así de sencillo.
Pero qué difícil es, carajo.
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