Wednesday, May 9, 2012


Llegará el día en que todos seremos ficciones.
Alguien encontrará nuestros papeles, los cuadernos llenos de garabatos y poemas no terminados y los venderá en el mercado de los domingos.
Alguno que vaya pasando se enganchará con la cubierta; con el azul grisáceo manchado por anillos de café y la gamuza gastada. Le dará tanta nostalgia que se lo llevará a casa para que adorne la mesita que hay en la sala. Ni se molestará en abrirlo.
Algún día un invitado, lleno de curiosidad, preguntará de dónde salió y se atreverá a quitar el listón, cuidando que no se rompa. Abrirá la primera página y verá que la tinta se ha borrado un poco, pero que las E’s y las F’s siguen marcadas. Cursivas mal hechas, líneas repetidas que no llevan a ningún lado.
Y empezará a leer.
Verá las fechas e intentará recordar si hubo eventos memorables para la historia. Probablemente no. Sólo la vida. Los años que pasan y las cosas que pasan y el tejido que se arma entre el tiempo y los hechos. Sólo la vida.
Y entonces alguien, en algún lugar, algún día, llenará los espacios entre las letras, imaginará lo que no está escrito, lo que salta invisible de la página y sabrá que nos amamos. Que nos llenamos de desesperación, que nos rompimos, que sentimos.
Que fuimos reales. Aunque para entonces, sólo seremos ficciones.

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