No, ese no eres tú. Ese es tu pelo y la barba la puse bien. Creo que acerté en el marco de los lentes pero los ojos los tengo equivocados, seguro. Sigo poniendo en su lugar los de alguien más y me cambian toda la cara. Tengo este problema, verás, no puedo recordar; tengo fragmentos de memoria, pedacera de momentos, texturas aisladas y olor a tabaco para liar. Un rostro que intercambia piezas como uno de esos libros para niños en los que puedes combinar hojas para hacer criaturas extrañas.
En fin, te me estás olvidando; tengo en la cabeza una fotografía que no es mía y no se siente como tú. Pasé de Sabines a Benedetti; de quererte una semana a estar jodida y radiante. Ya lo decía yo, que sólo se necesitan quince días para conocer a alguien, caer en su ilusión intensamente y dejarlo ir. Acabo de cambiar la posibilidad lejana de tu cariño por la seguridad de unos zapatos. Sí, es triste. Es así.
Monday, April 4, 2011
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